Ha llegado al final del camino nuestra formación de
Mindfulness y con ello nuestras
sesiones, pero nos hemos despedido de una manera muy especial.
En la penúltima sesión que tuvimos aprendimos una
nueva respiración con la que relajarnos, y fue el escalador. Consiste en ir
recorriendo nuestra mano de delante hacia atrás, y viceversa, con ambas manos,
recorriendo cada uno de nuestros dedos. Cunado recorríamos el dedo hacia
arriba, cogíamos aire y cuando descendíamos de nuestra montaña expulsábamos el
aire. En esta sesión estuvimos realizando respiraciones, colocando la mano en
diferentes partes del cuerpo y contando dónde notábamos más la respiración, si
en el pecho, en la nariz, en el estómago,…
En la última sesión estuvimos recordando todo lo que
habíamos aprendido en estas ocho semanas de formación (las diferentes
respiraciones, las posturas de yoga, cómo sacar las emociones de nuestro
cuerpo, los masajes que nos ayudan a relajarnos), además de realizar todos y
cada uno de los movimientos de yoga que practicamos todos los días, 3 veces al
día, en clase con nuestros profes.
Pero esta sesión llegó a ser mágica, porque Ana,
nuestra profe de Mindfulness, nos enseñó el “Saludo al sol”, que desde entonces
hacemos cada mañana para agradecer el nuevo día que comienza.
Realizamos un viaje a nuestro lugar de la calma y lo
más emocionante, como lo hemos hecho todo tan bien, nos nombraron ¡¡Embajadores
de Mindfulnes!! ¿Queréis saber cómo? Mirad, Ana, nuestra profe tiene su “llama”
de embajadora y la compartió con nosotros. Comenzó un compañero a pasar la
llama y cada uno de nosotros nos íbamos quedando con un poquito de luz que nos
guardábamos en el bolsillo, para tenerla siempre presente.
¿Quién nos lo iba a decir? Con tan solo 6 y 7 años
que tenemos estamos “preparados” para enseñar a nuestros familiares, amigos,
vecinos,… todo lo que hemos aprendido. ¿No es maravilloso?
Os dejamos un vídeo para que veáis como hemos
trabajado.